miércoles, 28 de noviembre de 2007

JAUJA


Estamos perdiendo el norte. Y el sur... Y demás puntos cardinales. El otro día hablaba con un compañero acerca de la inmigración en nuestro país. España es cada día una nación más vieja. El número de personas mayores aumenta cada día y el número de nuevas vidas disminuye. Según los datos, serían necesarios 200.000 nacimientos nuevos cada año para poder asegurar el sostenimiento de nuestros mayores a lo largo del tiempo.

Pero eso no es a lo que voy. A lo que voy es a la inmigración en España. Somos un país solidario, no hay más que ver, por ejemplo, que somos el primer país donante de órganos. Pero de ser solidario a ser memo hay una distancia muy grande. Antes de seguir, quiero aclarar que estoy a favor de la inmigración. El problema es que no estoy de acuerdo con la inmigración que tenemos ahora mismo. Un problema del que se habla últimamente es el de las pocas plazas que hay de guardería. Pues bien, si eres inmigrante (legal o ilegal) automáticamente obtienes una plaza. Los españoles tendremos que esperar nuestro turno. ¿Esto porqué es? Pregunto. Y me contestarán: "Es que hay que ayudar a los más desfavorecidos." Muy bien, hay que ser solidario.

Otro problema del que se habla últimamente es la vivienda. Empezamos a tener hipotecas a 5o y 60 años. Pero si eres inmigrante, se les concede un piso de protección oficial, pagando un importe mínimo. Los españoles tendremos que esperar y empezar a dejar en el testamento: "Y dejo la hipoteca de mi casa a mi primogénito." ¿Esto porqué es? Pregunto. Y me contestarán: "Es que hay que ser solidario." Muy bien, hay que ser solidario...

Otro problema que me viene a la mente es el transporte público. Un abono transportes adulto, según la zona puede llegar a costar unos 50€. Pero si eres inmigrante, te lo regalan. ¿Y eso porqué? Pregunto. Y me contestan: Hay que ser comprensivo y ayudar a los demás". Hay que ayudar...

Cinco años sin impuestos, residencias a mayores gratuitas sin colas de espera para acceder a ellas, y tantas y tantas cosas.

¿Y esto porqué? Pregunto. Y me contestan lo de siempre. Que hay que ser solidario, comprensivo, hay que ayudar a los desfavorecidos... ¿Cuándo nos vamos a ayudar a nosotros mismos? Es algo que no puedo entender. Primero tienes que cuidar tu casa, y cuando puedas asegurar la estabilidad de tu casa podrás ayudar a los demás.

Supongamos que tienes una familia de cuatro miembros. Haces la comida de hoy y tienes comida para cinco platos. Te sientas a la mesa y alguien llama a la puerta. Abres y te encuentras a alguien que te dice que está hambriento, que hace dos días que no come, que no tiene trabajo y que, por favor, le des algo de comer. Evidentemente, como tienes comida para 5 personas y en casa sois 4, no hay problema en darle ese plato de comida a esa persona.

Pero pasa una semana, y hoy cuando has hecho la comida, solo te han salido cuatro platos. Y vuelven a llamar a tu puerta, y vuelve a ser un hombre hambriento que te pide de comer. Hay que ser solidario. ¿Verdad? Hay que ayudar al más desfavorecido. ¿Verdad? Entonces, elige cual de tus hijos se queda sin comer hoy.

Dejemos de ser tan Quijotes. Es evidente que hay que ayudar a los demás, pero sin perder el norte. Hablamos de integración, pero los inmigrantes siguen siendo "esos pobrecitos inmigrantes que trabajan en lo que los españoles no quieren". Si abogamos por la integración seamos coherentes. Que luchen por tener una casa, como todos. Que luchen por obtener una plaza en el colegio, como todos. Que luchen por vivir. Eso es igualdad. Luchar ante la vida en igualdad de recursos.

No es justo que, como son inmigrantes, quitemos el plato de comida de nuestros hijos para dárselo a una persona que puede trabajar y luchar para conseguir ese plato por si mismo.

Alimentemos a nuestros hijos y, más tarde, ayudemos en todo lo que podamos, por favor.

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